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Caída tendencial de la tasa de placer...

Iniciado por Lilita, 10 de Enero de 2008, 11:44:27 AM

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Lilita

Acabo de leer este articulo... sobre nuestros adolescentes y me ha parecido interesantisimo el tema... sobre todo para el marco de la consulta forma joven que tenemos en los institutos... A ver que os parece...
Es un poco largo...

CitarCaída tendencial de la tasa de placer

Franco Berardi

Hiper-sexualización y des-sensibilización

Le Monde del 19 julio de 2007 informa que Durex, el gigante del preservativo, la gran corporación productora de condones solicitó una encuesta al Instituto Harris Interactive. Fueron escogidos veintiséis países de diversas culturas. En cada país fueron entrevistadas mil personas sobre una cuestión simple: qué satisfacción obtienen en el sexo. Sólo el 44% de los entrevistados respondió que obtenía placer en la sexualidad.

Puede suceder que los bípedos post-modernos obtengan un placer refinadísimo en el trabajo o en la guerra, quién sabe.  Pero, ciertamente, el amor no obtiene un gran éxito de público, tanto más que es difícil creer que todos los del 44% hayan dicho su íntima verdad, la que corresponde a su más profundo sentimiento; mientras que podríamos estar seguros de que los restantes 66% son infelices de veras. ¿Estoy diciendo pavadas?1[1] Lo admito, estoy diciendo pavadas. ¿Cómo se puede medir el placer? No se puede. Pero se puede creer en la percepción de la experiencia que un número creciente de personas manifiesta (aunque busca no admitirlo).

Las explicaciones que sexólogos, psicólogos y sociólogos ofrecen sobre estos temas son, en general, poco interesantes: la liberación de las costumbres sexuales, la crisis del deseo, la mercantilización del cuerpo humano, la banalización mediática del sexo. Explicaciones que explican poco. Lucy Vincent, una neurobióloga entrevistada por el diario Le Parisien, ofrece una interpretación inteligente, si bien un poco sintética: "On ne s'accord plus assez d'attention". No estamos más en condiciones de darnos atención a nosotros mismos. Esto sí que es interesante.

No tenemos tiempo suficiente para atendernos a nosotros mismos ni a aquellos que viven alrededor nuestro. Presos en la espiral de la competición, ya no somos capaces de comprender nada del otro.

La atención, facultad cognitiva que vuelve posible la plena percepción de un objeto mental (nuestro propio cuerpo, por ejemplo, o el cuerpo de la persona que acariciamos) está disponible en cantidad limitada; tanto es así que en los últimos años algunos economistas (los economistas, verdaderos sepultureros del alma humana) comenzaron a hablar de attention economy. Y cuando un recurso se vuelve objeto de esa ciencia necrófila, quiere decir que se vuelve un recurso escaso.

La atención es un recurso escaso, tanto es así que existen técnicas para optimizarla. En las sociedades postindustriales, la atención viene siendo absorbida de manera creciente por la competición, por lo que es natural que se vuelva escasa para una actividad que no puede tener nada que ver con la competición y con la productividad. En confirmación de esta hipótesis la encuesta de Durex ofrece los siguientes datos desagregados: sólo el 15% de los japoneses declara conseguir satisfacción en el sexo, sólo el 25% de los franceses (que también declararon hacerlo con más frecuencia que todos los otros), los mexicanos llegan al 63% y los nigerianos (los más felices de todos, dado que el único trabajo competitivo que pueden desarrollar consiste en  hurtar petróleo de los tubos que los occidentales construyen en la periferia de sus pueblos) nada menos que al 67%.

La caída tendencial de la tasa de goce es, creo, la ley fundamental de la economía del semiocapital.

Experimento cierta incomodidad por este lurking, por espiar a través del agujero de la cerradura de los dormitorios de la humanidad. Busco los signos de un sufrimiento que no es realmente posible cuantificar. Sin embargo, estoy convencido de que en esta creciente infelicidad por desatención se encuentra el punto decisivo para las estrategias de subjetivación por venir, porque la desatención es el efecto de la explotación competitiva de nuestro tiempo.

La sensibilidad es el punto decisivo.

Sensibilidad es la facultad de comprender los signos que no pueden ser verbalizados, es decir, codificados de manera regular, verbal, digital. Cuanto más la atención humana es absorbida por la verbalización, por la codificación digital, por la modalidad conectiva, tanto menos sensibles son los organismos conscientes.

Infelicidad puede significar, quizás, precisamente esto: conciencia sin sensibilidad. Conciencia privada de la gracia de la armonía entre juego cósmico y deriva singular. Singularidad inarmónica.

Los neo-humanos de las primeras generaciones post-alfa no son asexuados ni des-sexualizados, al contrario. El sexo está cada vez más publicitado, está cada vez más disponible en las estanterías del hipermercado global. El sexo ocupa siempre el centro de la escena del discurso público e, incluso, del discurso privado. Pero a la hiper-sexualización de la modernidad tardía le corresponde una creciente des-sensibilización. Y ésta es la causa de la fragilidad de la psicósfera emanada del semiocapital.

¿Cómo y dónde podríamos encontrar los signos de esta des-sensibilización, dado que las encuestas cuantitativas y las estadísticas no pueden ser tomadas demasiado en serio?

En la fenomenología del arte, de la literatura, del cine yo encuentro estas señales.

En Time, una película del 2006, Kim Ki Duk relata con un lenguaje pobrísimo, esquelético, banalizado (de fotonovela, de telenovela) una historia de extremo refinamiento y complejidad. Una historia de amor: el temor a no ser amada en el tiempo, el deseo de tomar los rasgos de la otra, de ser la otra. El deseo como juego del desplazamiento, del engaño, del deslizamiento. El deseo es deseo del otro y el otro es siempre un tercero entre tú y yo. La cirugía estética no es más que la metáfora de este continuo juego de desplazamientos.

Proliferación de las apariencias, desterritorialización interminable del signo erótico, corporeidad inaprensible.

La separación de los amantes, la más dolorosa herida que el hombre y la mujer puedan sufrir en el cuerpo y en el alma, se vuelve experiencia continua, experiencia cotidiana, experiencia inevitable, cuando los signos eróticos proliferan sobre los muros de la metrópolis, en las esquinas de todas las calles, en cada clínica de cirugía estética.

La pérdida del objeto amado y la nostalgia de una alteridad reconocible son banalizadas por la inflación semio-erótica, y el corazón debe cicatrizar sus heridas emocionales con intervenciones de cirugía semiótica. Kim Ki Duk conoce a la perfección el juego de la ligereza (la gracia, la armonía, el amor que no tiene necesidad de identificación, el deseo que esquiva las reglas del poder y las leyes de la gravedad). Es el tema de Hierro 3, su película de 2004, que ha dado la justa medida de la genialidad de este director. Aquí, en Time, nos muestra la otra cara de la gracia: la catástrofe del deseo, la pesadez insostenible que se encuentra en la inflación semio-erótica, la devastación del alma que sigue a la banalización publicitaria del deseo.

El Encaje

100 cepilladas antes de dormir es el libro de una adolescente italiana, Melissa P., que ha tenido un éxito internacional sorprendente y que ha sido leído por millones de jóvenes, sobre todo muchachas, como un resumen fiel de su propia búsqueda y de su deseo. Se trata de un diario de una educación sentimental que pasa a través de experiencias de sexo caóticas, extremas, dolorosas y entusiastas, ingenuas y astutas. No es mi intención juzgar este libro con la vara de la crítica literaria, ni discutir el grado de autoconciencia crítica de la autora. El libro está escrito con la sinceridad y la delicadeza de una joven mujer a la que no podríamos definir como culta, pero tampoco como completamente ignorante; y logra testimoniar el sentido de la búsqueda existencial, de la pérdida, de la angustia en el desierto de la insensibilidad (sobre todo masculina) contemporánea.

Melissa P buscar el placer de los sentidos y, al mismo tiempo, la aventura del conocimiento. Pero en esa búsqueda no dispone de ningún otro criterio de valoración que no sea el masculino. Aunque la autora no nos hable de su mundo de formación, sentimos bien que sus referencias son las que puede encontrar una muchacha de familia burguesa de una ciudad italiana de los años berlusconianos: la televisión de los reality show, poquísimos libros, una escuela incapaz de hablar del presente: ninguna dimensión colectiva, ninguna referencia a la cultura feminista –que aparece como una herencia perdida, olvidada, sepultada bajo toneladas de imágenes publicitarias. La relación con la familia no tiene ningún sentido, la relación con la madre no existe. En el mundo de Melissa los celulares resuenan, pero nadie parece ser capaz de un tipo de atención sensible. En este desierto social, el deseo se concentra sobre la sexualidad como la única puerta de acceso a lo real. Y, así, Melissa se abre a su búsqueda, "trepándose" sobre el cuerpo masculino para encontrar el propio. Pero lo que encuentra es triste.

        "Estoy encima de él y he dejado que su pene centrase el centro de mi cuerpo. Ha sentido un poco de dolor, pero nada terrible. Sentirlo dentro mío no ha provocado ese desconcierto que esperaba, al contrario. Su sexo dentro provocaba sólo ardor y fastidio, pero ha sido necesario para mí permanecer encastrada a él de ese modo". (p.35)

Releo las últimas palabras de este fragmento en que Melissa relata su primera experiencia: "ha sido necesario para mí a permanecer encastrada a él de ese modo". La identificación de sí pasa aquí, entera y únicamente, a través de lo masculino. El cuerpo penetrante del macho se vuelve el deber que es preciso necesariamente cumplir, la sumisión que se debe necesariamente aceptar si se quiere tener acceso a la experiencia de la alteridad, al conocimiento del mundo. Pero este conocimiento es una trampa, un permanecer "encastrados". Una metáfora extraordinariamente elocuente de la condición juvenil precarizada: la expectativa de conocimiento del mundo se transforma en una trampa de la cual no nos podemos escapar.

El otro, que el corazón esperaba como apertura, se revela incapaz de cualquier empatía. El otro permanece inaccesible, frío en tanto insensible. Y la insensibilidad se comunica inevitablemente como imposibilidad de comunicación, como autismo.

        "Él se movía espasmódicamente sobre mi cuerpo, sin tomar en cuenta mis escalofríos y mis ojos apuntando a otro lugar, sobre el reflejo de la luna en el agua. Habíamos hecho todo en silencio, como siempre, del mismo modo, otra vez. Y mientras su cara se hundía en mi espalda, sentía su aliento sobre mi cuello ya no caliente, sino frío. Su saliva bañaba cada centímetro de mi piel como si un caracol lento y perezoso dejase su estela viscosa". (p.40)

Cuando, al final de un proceso de humillación y de violencia, Melissa encuentra, por así decirlo, el amor, sus palabras parecen ser tomadas prestado del discurso publicitario, palabras sin sensibilidad:

        "He apoyado el labio sobre el teléfono y he sentido su voz apenas salida de un sueño. Quiero vivirte, he susurrado con un hilo de voz" (p.195)

En su libro Melissa narra la historia de esta exposición al sexo como si fuese una prueba de existencia, como si fuese una prueba de identidad. Melissa vive en un país dominado por la televisión, un país en que la sexualización de la infancia es un alma esencial de la publicidad y del libre mercado. Mientras los repulsivos católicos instalan campañas de criminalización de la sexualidad responsable, la sexualidad irresponsable es insistentemente promulgada, propagandizada, impuesta.

Melissa desea vivir, desea ser sí misma, desea amar, conocer. Pero nadie le ha dicho cómo se hace. La Walt Disney produce una revista de moda para niños (WITCH) que induce a los pequeños lectores a imaginarse a sí mismos como un baboso publicitario se los imagina y como la industria de la moda quiere que sean. Los nazis de Dolce & Gabbana publicitan sus asquerosos trapos con una escena de normal violencia masculina contra una mujer (naturalmente conforme). Otras marcas publicitan sus mierdosas mercancías con la imagen de una mujer en una jaula, que se aferra a las rejas con ojos aterrorizados. La identificación masculina y la identificación femenina se enmarañan en un doble vínculo sádico sobre el cual la identidad de los adolescentes es obligada a formarse. La sexualización forzada de la infancia es el lenguaje dominante de la identidad televisiva. Y Melissa cree poder encontrar la vida que está buscando identificándose a sí misma a través de los ojos de miserables pedo-pornógrafos que hacen su dinero a través de la violencia.

Melissa P. ha escrito un libro iluminador porque testimonia el calvario impuesto a una generación que no puede elegir el sexo pero es elegida por él. No pudiendo ser conciencia singular, la sexualidad es impuesta como identificación conformista. La trasgresión misma es impuesta como identificación conformista.

Lilita

CitarEl autismo sexual

El sexo es reducido al silencio. Mientras se habla en todas partes ininterrumpidamente de sexo, el sexo no habla más. Es el acto mudo. Experiencia dolorosa, aburrida, repetitiva, tormentosa e incomprensible, sin embargo inevitable, rito de pasaje y de identificación, indispensable para ser reconocido en un mundo que no comprende ya nada acerca de la singularidad consciente, del placer conciente, de la gratuidad y de la gracia.

Melissa P. nos permite ver el carácter autista de la mutación psíquica de la generación post-alfa, de la generación que comienza a mostrar los efectos de una disociación patógena entre afectividad y lenguaje. La generación que aprendió sus palabras de la máquina en ausencia del cuerpo de la madre pierde progresivamente la capacidad de sintonización con el mundo, con la alteridad, con el cuerpo del otro, porque esta sintonía requiere un equilibrio perdido en la relación entre la infósfera y las antenas sensibles del lenguaje. Creo que podríamos hablar del autismo como modalidad patológica predominante en la relación social hiper-sexualizada y des-sensibilizada inducida por la inflación semiótica.

        "La armonía perceptiva que normalmente permite sintetizar las informaciones que provienen del mundo externo y del mundo interno, sin confundirse, sino, al contrario, integrándose y volviendo más fácil su utilización central, en la condición autista simplemente no existe, como si el organismo fuese víctima de un grave disturbio de la sintonización".2[2]

Stefano Mistura, en su escrito que introduce una serie de contribuciones psicoanalíticas sobre la cuestión de autismo, nos guía hacia la comprensión de la intersubjetividad empática y sus disturbios.

        "La relación con otros se apoya sobre esta estructura carnal de la sensibilidad y el modo en que se tocan las dos manos constituye su prototipo. El descubrimiento de lo sentido en tanto sensible se extiende al cuerpo del otro sin haber dado lugar a un razonamiento por analogía. El otro hombre y yo mismo somos como los órganos de una única intercorporeidad; la copresencia de dos manos, debido a su pertenencia al mismo cuerpo, se ha extendido al otro. La comunidad estesiológica vendría a fundar la intersubjetividad y serviría de base a la empatía de la comunicación intelectual, que no está dada directamente y se produce reconstructivamente".3[3]

El descubrimiento de lo sentido en tanto sensible, la conciencia del hecho de que el cuerpo del otro que estamos tocando no es solamente objeto de nuestro toque, sino también sujeto de una percepción del toque, es el sentido de la empatía sin la cual la relación social se vuelve un infierno. Ningún discurso sobre las relaciones sociales puede prescindir de la sensibilidad entendida como estesia difusa, como com-pasión en sentido etimológico: percepción extensa, participación en el sentir del otro, comprensión carnal de lo sentido en tanto sensible. Si esta comprensión desaparece, no existe más ninguna base para la convivencia, no existe más ninguna base para la ética, ni tampoco para la política como ciencia éticamente fundada.

La ética no es, en efecto, definición de normas universales, sino percepción sensible de la universalidad del cuerpo extenso. Si la percepción del cuerpo extenso se interrumpe, si la empatía desaparece, no existe ya ninguna ley.

La estupidez del fanatismo religioso impulsa a los psicópatas a la Dostoievski a afirmar que si dios no existe entonces todo está permitido. Váyanse a la mierda.  No existe ninguna necesidad de dios para conocer el cuerpo del otro como extensión del propio. La percepción empática conoce perfectamente la verdad de la Gran Compasión budista: sólo en la armonía de los diez mil seres es posible mi placer, y sólo en mi placer se funda en la armonía de los diez mil seres.

Cuando la empatía desaparece, cuando la hiper-semiosis des-sensibiliza la percepción del cuerpo del otro, entonces todo está permitido, incluso todo se vuelve inevitable, porque no sentimos más ni el placer de los otros, ni el sufrimiento de los otros. Y si no sabemos más gozar ni sufrir con el otro, pues no sabemos más qué es nuestro propio placer, y lo buscamos compulsivamente no como se busca una experiencia placentera, sino como se busca un misterio más allá de inalcanzable, frenéticamente, con rabia, con humillación. La pesadez predomina, entonces, en las relaciones entre cuerpos en el espacio social, porque la ligereza (la gracia) está sólo en la Gran compasión.

        "Nuestro cuerpo no está en el espacio como lo están las cosas: él lo habita o lo frecuenta, se aplica como la mano hace con el instrumento, por lo cual cuando queremos desplazarnos no debemos moverlo como se mueve un objeto. Lo transportamos sin instrumentos, como por una especie de magia, porque es nuestro y porque, a través de él, tenemos directamente acceso al espacio. Es para nosotros mucho más que un instrumento o un medio: es nuestra expresión en el mundo, la figura visible de nuestras intenciones... Ahora, si en alguna medida es siempre verdad que nuestro cuerpo no es sólo un instrumento, sino que es nuestra expresión en el mundo, es también verdad que cuando como instrumento se atranca, comienzan los ay también a niveles expresivos. La experiencia de la vejez aleja fuertemente la antigua magia y el cuerpo se hace sentir como peso y como obstáculo, más que como silenciosa potencia proyectual".4[4] (Mistura, p. XXIV)

El cuerpo no-empático es pesado, porque no conoce más la ligereza de la continuidad armónica entre los diez mil seres. He aquí una psicopatía agresiva que se difunde en el tejido de la vida cotidiana.

Pornografía y Tortura

La esfera emocional está influenciada por la aceleración de los tiempos de elaboración de los estímulos, la empatía se corrompe y se pierde por efecto de la inflación semio-erótica, por efecto de la des-sensibilización por sobrecarga. En la fenomenología existencial de la generación post-alfa, se manifiestan comportamientos que quisiera definir como obsesivos: la pornografía y la tortura que dialogan en la representación de la vida cotidiana, y en la comunicación electrónica, pueden ser definidos como comportamientos obsesivos de origen artístico.

En 1907 Freud escribe un ensayo sobre la sintomatología de la obsesión y los rituales religiosos. Desde su punto de vista, los rituales tienen mucho que ver con la obsesión porque tienen el mismo carácter de compulsiva repetición y de irrealización. Irrealización y repetición compulsiva son características evidentes tanto del comportamiento religioso como del pornográfico.

Naturalmente se puede encontrar paz, armonía y bienestar en el ritual religioso, y se puede encontrar placer en el consumo pornográfico. Pero esto depende solamente del sujeto, no del ritual o de la imagen porno en sí misma. En cuanto tal, tanto el comportamiento religioso como la sexualidad pornográfica ponen en escena rituales que llevan el estigma de la neurosis obsesiva: repetición de actos que son privados de significado y privados de eficacia específica. Repetición de actos que no consiguen alcanzar su objetivo y, por consiguiente, son repetidos compulsivamente hasta transformarse en obsesiones.

Obsesión es la repetición compulsiva de un ritual que no logra alcanzar su objetivo. El ritual funciona como conjuro que mantiene unido al mundo. El porno, en general, tiene un vínculo con el ritual: cuando la relación entre cuerpos se vuelve difícil, embarazosa, como sucede en la experiencia de la primera generación post-alfa, el ritual toma el lugar del placer y el porno se vuelve repetición de un acto de visión que no alcanza su objetivo emocional.

No quiero reclamar una autenticidad originaria de lo erótico, no quiero fantasear sobre una edad de oro de la felicidad sexual perdida. Me interesa solamente encontrar signos de una patología en la proliferación actual de la pornografía: una patología de la emocionalidad. Esta patología está exaltada por la mediatización y por la proliferación en red de lo porno.

En la infósfera saturada prolifera la exposición consumista del cuerpo. El acto visual está separado del contacto, y el contacto está separado de la emoción. La búsqueda compulsiva de una descarga emocional pone en movimiento la repetitividad del acto de visión. Internet, como lugar de una replicación infinita, es el lugar ideal de la pornografía.

La hipertrofia del estímulo genera la obsesión.

Durante su milenaria evolución, los seres humanos han lentamente aprendido a elaborar el estímulo de la excitación sexual: toda la historia de la cultura puede ser considerada el proceso múltiple de elaboración del deseo sexual. En la imaginación y en el lenguaje los seres humanos consiguen equilibrar el estímulo proveniente del ambiente y la respuesta psíco-sexual al estímulo. La saturación de la infósfera provoca una sobrecarga del estímulo, lo que tiene un obvio efecto cognitivo: el tiempo para la atención disminuye. Pero la atención afectiva requiere tiempo y no puede ser acelerada más allá de un cierto límite. El tiempo de las caricias no puede ser acelerado por mecanismos automáticos, incluso si la farmacología puede acelerar el tiempo de las reacciones sexuales o de la erección.

La aceleración del estímulo conduce a un disturbio en la elaboración emocional del significado. La atención afectiva sufre una especie de contracción, y es obligada a buscar modalidades de adaptación: el organismo adopta instrumentos para la simplificación y tiende a allanar las respuestas psíquicas, a confeccionar el comportamiento afectivo en un contexto acelerado y congelado. Esta recontextualización de la sexualidad no parece funcionar, o por lo menos implica una patología, una infelicidad, un entristecimiento solitario de la pasión. Esto involucra a los investimentos sociales del deseo, la capacidad misma de socialización feliz.

La sensibilidad entre en un proceso de reformateo. El lenguaje debe volverse liso, conectable, compatible. La imaginación sexual es investida por las superficies lisas de la imagen digital.

La generación post-alfa muestra signos de una atrofia emocional epidémica. La desconexión entre lenguaje y sexualidad es impresionante. El sexo no habla más, se desconecta del lenguaje. No hay tiempo para hablar, a duras penas podríamos encontrar el tiempo para hacerlo. El sexo termina balbuceando, callándose, o aullando de manera inconexa. Muy pocas palabras, muy poco tiempo para hablar, para escuchar, para sentir.

En una ciudad del norte de Italia hace algunos años atrás, un grupo de jóvenes asesinó a una muchachita luego de haberla violado: los investigadores que estudiaban el caso decían estar impresionados por la incapacidad de los muchachos por verbalizar su propio acto, sus sentimientos, sus motivaciones.

Elaboración sintáctica reducida a cero. Monosílabos. Sonidos onomatopéyicos.

La repetición obsesiva de un gesto que no está ya en condiciones de obtener su finalidad emocional, el esfuerzo desesperado por alcanzar un placer para el que no tenemos el tiempo de percibir en su intensidad: todo esto tiene mucho que ver con el retorno de la violencia masiva, de la guerra y de la tortura en la escena del mundo. Tanto en el mundo occidental como en el islámico asistimos a una cotidiana instigación al miedo, a la agresión, al odio. La imaginación del cuerpo está enferma por la ecología del miedo en expansión.

En este contexto comprendemos algo de la tortura, que en los últimos años ocupa la escena de la política y del periodismo.

La tortura no ha sido jamás eliminada verdaderamente de la realidad escondida de la política, sino que por algunas décadas ha sido repudiada por la conciencia y excluida del campo de la visibilidad social. Luego de la derrota del nazismo, la tortura ha sido considerada como el signo definitivo de la inhumanidad, como un tabú absoluto, como la parte negra de la existencia humana, vergüenza inaceptable por parte de la comunidad.

Pero en los últimos años la tortura vuelve a emerger, volviéndose un instrumento normal de la acción política.

En los Estados Unidos, en Rusia, en Irán, así como en muchos otros lugares,  los torturadores son oficialmente autorizados por la autoridad militar y política.

Se muestran a los amigos las acciones de violencia, enviando mensajes video-telefónicos o publicándolos en Internet. Se difunden orgullosamente decapitaciones como demostración de coraje y de fe religiosa.

¿Cómo pudo suceder esto? ¿Por qué la sensibilidad social  se transformó de un modo tan bárbaro e inhumano?

La pornografía y la tortura parecen tener poco en común. Sin embargo las vimos juntas en los últimos tiempos. En la tortura de los prisioneros de Abu Ghraib vimos en acción una imaginación pornográfica, y en el imaginario pornográfico sadomasoquista la metáfora de la tortura abre paso a un efecto de des-sensibilización.

La difusión mediática de la tortura y del porno se ubican en el vacío generado por la atrofia de emocionalidad y la incapacidad de encontrar placer tiene su contraparte en la incapacidad de percibir el horror como horror.

Riojana

"El descubrimiento de lo sentido en tanto sensible, la conciencia del hecho de que el cuerpo del otro que estamos tocando no es solamente objeto de nuestro toque, sino también sujeto de una percepción del toque, es el sentido de la empatía sin la cual la relación social se vuelve un infierno"




:dubbio: Muy cierto...
El tiempo no es más que el espacio entre los recuerdos.


isapa


FOSTER

En el sexo adolescente falta la seduccion.

Pues vaya, tambien se podria haber titulado el articulo. Los adolescentes ya no tienen que romperse la espalda para echar un polvo.

El sexo vende, de esono nos cabe la menor duda. Pero no solo vende pornografia, vende peliculas de cine,  vende coches, perfumes, y por supuesto, periodicos. Y los vende de muchas formas, tambien vende la supuesta informacion sobre los cambios en la sexualidad.

Hace un tiempo, lei una entrevista con Ang Lee en la que decia que lo que los fenomenos sociales pasan de un pais a otro, que la liberacion sexual de los 70  en USA ( acababa de estrenar LA Tormenta deHielo) se estaba viendo en Europa y que, quien sabe, dentro de un par de decadas se   veria en Iran. Tambien decia que ante la sexualidad siempre se reacciona de manera extrema, que la misma generacion del sexo libre era la que ahora promovia los valores familiares.

Al leer estos articulos, me resulta bastante evidente que estan escritos por personas que pertenecen a una generacion diferente a esos adolescentes que en cierta forma juzgan y compadecen. Una gente que vivio esa epoca del misticismo y la escasez y la monotonia sexual. Una gente que perdia la virginidad a los veintitantos con los mismos miedos de los que ahora parecen sorprenderse. Me resulta aterrador que se pretenda que antes no existia ese miedo a "fallar". Si no existia ese miedo, no es por un exceso de confianza, sino porque, simplemente no importaba, no se iba a comentar, nadie iba a llevarte a un terapeuta sexual, y posiblemente te importase poco si la mujer tenia un orgasmo, si es que las mujeres tenian orgasmos.

Parece ser que el sexo era antaño mejor de lo que es en la actualidad. que se disfrutaba mas, que era mas erotico, que se hacia mejor. PErmitidme que lo dude. Me cuesta mucho creer que el placer fisico, fisiologico del sexo haya cambiado en absoluto. Naturalmente, hay una parte del placer sexual que esta fuera del cuerpo, en la mente, en la forma de percibirlo. Pero quien mas y quien menos ha tenido un muy placentero encuentro sexiual carente de cortejo, de seduccion, de moralinas, de complejos de culpa, de remordimientos religiosos y demas milongas. A veces esos 'aqui te pillo aquii te mato" saben a gloria.

No obstante, hay que reconocer que el sexo y el amor han sido ambos adulterados y magnificados en extremo. El sexo no es el placer absoluto que nos venden igual que el amor no es ese sentimiento grandioso, altruista, incondicional que nos hicieron creer gente como Bequer, Percy B Shelley, Lord Byron o las peliculas de Hugh Grant...Viviendo esos ideales por una parte y por otro lado con las imagenes de Roco Sifredi ganandose las habichuelas y de Jenna Jameson deleitandonos con uno de sus prolongados orgasmos, es de esperar que la realidad nos de una buena leccion, al menos al 66% de los encuestados...



PAra acabar esto os dejo un par de versiones de la misma conciencia..

En " Pretty Woman" Julia Roberts no besa a Richar Gere en la boca para dejar algo personal para su vida privada.

Cuando Sacha Baron Cohen ( alias Borat, alias Ali G ) entrevisto en el festival de cine porno de Cannes a Jenna Jameson le pregunto si habia algo que no hubiese hecho.

Jenna: Anal, no hago anal.

Ali G: En serio? Pero con nadie, ni siquiera con tu novio

Jenna: Con minovio si.

Ali G: Claro, con tu novio es distinto, porque te quiere, te respeta y te entiende...

FOSTER

Por cierto, Franco Berardi debe ser el nombre real de Paulino...anda que no es pedante el amigo...psicosfera emanada del semiocapital, bipedos modernos...desterritorialiacion del signo erotico....

Solo le falta algo sobre el orgasmo asincronico y la antena de la vida...

FOSTER

[youtube=425,350]lAMzXRiFfjk[/youtube]

Habeis visto esta peli?

Cuenta muy bien lo mismoq ue vienena  decir esos articulos sobre los adolescentes, el sexo, etc...

Aun hoy en dia mucha gente es incapaz de ver la peli y cree que es exageracion y pedofilia. Cuando la vi, no me parecio que fuese para tanto. A mi hermano, que es en teoria de mi misma generacion ( diez años menos) , le parecio bastante aproximado a la realidad.


FOSTER

[youtube=425,350]7Mm8Q5aumY4[/youtube]

Del mismo director, Larry clark, BULLY.

No tanto sobre el sexo pero tambien sobre la vida de los adolescentes.

Nota, protagonizada y producida por Brad Renfo, que murio hace poco. Lo enterraron el dia que encontraron a Heath Ledger.