avatar_Lilita

¿Puede la enfermería ser una 'innovación disruptiva'? ¿Y quiere?

Iniciado por Lilita, 11 de Noviembre de 2011, 20:04:44 PM

Tema anterior - Siguiente tema

0 Miembros y 1 Visitante están viendo este tema.

Lilita

http://juherya.blogspot.com/2011/11/puede-la-enfermeria-ser-una-innovacion.html

CitarVIERNES 11 DE NOVIEMBRE DE 2011

¿Puede la enfermería ser una 'innovación disruptiva'? ¿Y quiere?

Hace unos10 años, Clayton Christensen, Richard Bohmer y John Kenagypublicaron en la prestigiosa revista norteamericana Harvard Bussiness Review[HBR] un artículo con alto voltaje provocativo titulado Will disruptive innovations cure health care?, que podéis encontrar aquí. Se trata de un artículo que he citado en varias ocasiones (incluida La enfermería frente al espejo, p.29) porque presenta de manera un tanto descarnada algunos problemas de los servicios sanitarios modernos (en primer plano los problemas económicos, pero también otros de accesibilidad a los servicios o de continuidad asistencial) que no pueden solucionarse con el 'pensamiento de libro de cocina' y precisan de 'innovaciones disruptivas'

El adjetivo disruptivo procede  originariamente de la física y el DRAE lo define de la siguiente manera: "que produce ruptura brusca". Suele utilizarse para hablar de tecnologías que producen un cambio significativo en aquellos dominios donde se aplican y, por lo general, se basan en el hecho innegable de que no todos los clientes de un mismo mercado tienen las mismas necesidades y de que es posible, por tanto, aislar ciertos segmentos a los que se podría prestar los servicios con recursos (tecnológicos, pero también humanos) menos intensivos y menos costosos.

En el artículo de Chrsistensen y colegas se ponen dos ejemplos aplicados al mercado de los servicios sanitarios: el primero, una tecnología (basada en 'nanocristales' y de origen militar) que permitiría sustituir los pesados, costosos y centralizados equipamientos de radiología por unos aparatos portátiles que el personal sanitario podría tener en sus consultas, igual de eficaces pero con un coste de sólo un 10% del de un equipo convencional. De hecho, las patentes están secuestradas por la poderosa industria del equipamiento radiológico y vetadas por los radiólogos, muchos de los cuales se quedarían sin empleo si se consolidara esta 'innovación disruptiva'.

El segundo ejemplo que recoge el artículo son los profesionales:
"Necesitamos avances diagnósticos y terapéuticos que permitan a las enfermeras facultativas [nurse practitioners] tratar enfermedades que solían requerir asistencia médica y a los médicos de atención primaria tratar problemas de salud que solían requerir de un médico especialista".

Viene a cuento todo esto porque en uno de los blogs de The King's Fund (Reino Unido), Anna Dixon trae a colación el artículo de HBR en una entrada titulada Innovations in the health care workforce needed to deliver productivity improvements. Su convincente tesis es que el sector sanitario es una industria intensiva en recursos humanos, pero que ha sido incapaz, a diferencia de otros sectores de similares características, de conseguir mejoras en la productividad de su personal, una necesidad absolutamente inaplazable de resolver porque lo que hoy en día está en juego no es sino la propia supervivencia de la importante institución social que son los servicios públicos de salud. Por tanto, es absolutamente necesario mejorar la productividad aplicando de manera diferente los recursos humanos así como los financieros:
Allí donde sea posible, es necesario dar al staff la oportunidad de trabajar sistemáticamente al nivel de sus conocimientos y capacidades. Ello no tiene nada que ver con socavar o devaluar las competencias y juicios de los clínicos, sino con garantizar que la asistencia indicada está siendo prestada por la persona indicada, en posesión de los conocimientos indicados (...)  Si el Servicio Nacional de Salud quiere obtener mejoras de la escala necesaria en la productividad, tendrá que cambiar radicalmente la combinación de competencias [skill mix] asistenciales dentro de los equipos.
Este discurso, que está calando profundamente en el seno de las organizaciones sanitarias, es el que, por mi experiencia vis a vis con los profesionales en encuentros y jornadas, irrita profundamente a muchas enfermeras, que lo viven de manera agraviada como una ampliación de sus funciones, no por sus capacidades hasta ahora malgastadas, sino simplemente porque son un recurso barato. Y si a ello le añadimos que, sobre todo entre los profesionales de mayor edad, se empieza a vislumbrar una enfermería de castas (enfermeras de base, enfermeras especialistas, enfermeras máster, enfermeras doctores, enfermeras clínicas, enfermeras de práctica avanzada...), entonces ya no hablamos de agravio sino directamente de inseguridad y temor. De ahí ese rechazo visceral que siempre termina por aflorar cuando se habla con enfermeras.

Pero esa posición reaccionaria (dicho sea sin connotaciones ideológicas), aunque comprensible por sus componente emocionales, es un craso error de cálculo. Como he dicho aquí hace poco, el principal problema de la enfermería es de orden político: su escasa  -cuando no nula-  capacidad de influencia en los procesos político-administrativos de toma de decisones sanitarias que indefectiblemente acaban por incidir en el principalagente profesional sanitarios, la enfermería.

Una ampliación significativa de funciones, de cualquier tipo (siempre que sea en sentido ascendente, claro), supone poner en valor a la profesión, convertirla en un recurso mucho más polivalente y generar una mayor dependencia con respecto a ella por parte de planificadores, directivos y gestores. Supone también ampliar el campo de oportunidades de las enfermeras. Es cierto que muchas enfermeras estarían encantadas de asumir competencias técnicas y funciones asistenciales claramente médicas (diagnósticas, instrumentales y de tratamiento) pero, ni ello obliga a hacerlo a aquellas enfermeras más orientadas hacia lo holístico, ni quienes lo hagan dejan por ello de ser enfermeras. Una enfermera que sabe mucha medicina (como la que sabe mucha psicología, pedagogía, estadística o antropología) no tiene porqué ser una mini-médica: es una macro-enfermera que por lo general no olvidará sus señas de identidad profesionales más acendradas.

Además, en general, los cambios disruptivos no se producen un día D hora H, en que alguien tiene una idea brillante o el BOE publica un Real Decreto, sino por acumulación de micro-cambios alineados con el macro-cambio que se pretende. Y en este sentido, la enfermería no tiene nada que perder y lo tiene todo por ganar: más poder y autonomía, mayor potencial de crecimiento y mejor estatus, incluyendo los aspectos jerárquicos y retributivos. La única condición es que la representación profesional que debe encarnar esa mayor capacidad política de interlocución esté a la altura de las circunstancias, algo que hoy en día dista mucho de ser realidad.

Lo que sí clama al cielo, lo que ninguna enfermera debería seguir consintiendo, y menos aún sus pretendidos representantes corporativos, es que se entre en el sistema a los veintipocos años como enfermera 'de base' y se salga a los sesentaymuchos como enfermera 'de base', sin recorrido de carrera ni mejora significativa en sus condiciones laborales, jerárquicas y retributivas. Este perverso entorno organizacional tiene un impacto cierto entre los profesionales, que reciben alto y claro (y con el paso de los años lo interiorizan) el siguiente mensaje: "te va a dar igual ser el mejor, así que haz tan poco como el que menos haga".

Es evidente que la enfermería posee un tremendo potencial para convertirse en una beneficiosa innovación disruptiva y que podría beneficiarse como colectivo de ello, lo que no sé muy bien  -tiendo a pensar que no-  es si quiere hacerlo.


PS.- Y aún hay almas cándidas a quienes les escandaliza que haya enfermeras que a lo más que aspiran es a la comodidad de servir como secretarias del médico en un ambulatorio o en la consulta externa de un hospital, sin turnos rotatorios, sin trabajo en fines de semana, sin guardias, sin exposición a errores asistenciales... ¿Alguien se atreve a criticarlas? Yo no.

parchesacro

Pues hasta que lo colgaste, la verdad es que no le había hecho mucho caso a este artículo, y merece mucho la pena.
Me ha encantado la frase esa en la que dice "una enfermera que sabe mucho de medicina no es un "mini-médico", es una "macro-enfermera". Me la voy a apuntar para mi repertorio personal, es PERFECTA.

Con respecto al tema tratado, la innovación disruptiva, yo tengo muy claro que quiero provocar, participar y mejorar ese proceso. Nuestras competencias han cambiado, lo malo es que nuestro entorno profesional no lo ha hecho.

A ver lo que pasa dentro de muchos años...
Dogsada...